2º nivel: Miguel Ángel Vicente de Molina (Calabaza), “El vampiro”, 2º A.
EL
VAMPIRO
Un día unos niños jugaban a
la pelota al lado de un castillo. Entonces, la pelota rompió el cristal y
entró. Los niños entraron dentro de la casa y dentro había un sarcófago. Al
lado, estaba la pelota y cuando la cogieron se encontraron un ¡vampiro! El
vampiro los persiguió… Menos mal que era de día y el vampiro se quedó ciego.
3º nivel: Cayetana Márquez Rojo (La niña sombra), “Pesadilla en la granja”, 3º C.
PESADILLA
EN LA GRANJA
La familia Correyvuela era
una familia que tenía una granja que cultivaba las mejores hortalizas de toda
la comarca. Todo el mundo quería comprarlas porque eran las mejores, las más
grandes… Pero, nadie sabía que la granja tenía una maldición una vez al año.
Era la noche de Halloween, las hortalizas cobraban vida.
Durante la noche de
Halloween las calabazas se encendían, tenían una sonrisa muy grande con dientes
terroríficos. Los calabacines peleaban entre ellos. En las manos tenían
pimientos como cuchillos.
El padre de la familia
Correyvuela mandó a sus hijos a recoger hortalizas. El hijo fue sin protestar.
Al pobre le arrancaron un brazo. Cuando amaneció el brazo del niño volvió a su
sitio. El niño aterrorizado y los padres nunca supieron lo que pasó.
4º nivel: Clara García-Cortés Romero (Hu Tao), “La casa de la niebla”, 4º C
LA CASA DE LA NIEBLA
Hace
muchos años, en 1.981, el 31 de octubre familias y amigos celebraban Halloween.
Esta fiesta es celebrada todos los años y contaré la historia de ese año.
Unos niños estaban pidiendo “Truco o trato” por todo el barrio.
Al rato, llegaron a una casa un poco distinta a las demás. Tenía colores muy
raros y parecía abandonada, pero ellos tan valientes fueron a tocar la puerta.
Nadie abrió, pero de repente la puerta se abrió sola. Todos entraron con miedo
a esa casa. No se veía nada, todo era niebla. Daba igual cuanto avanzaran, sólo
había niebla. Como no se veía nada, los chicos se separaron.
De repente, se escuchó una risa tenebrosa de una niña. Uno de
los niños gritó y uno tras uno fueron siendo víctimas de esa niña, sin saber de
ella.
5º nivel: Martina Carrillo Gómez (Chipikuki), “La mansión terrorífica”, 5º B
LA MANSIÓN TERRORÍFICA
Un
día por la noche, Lucas y Lucía estaban paseando hasta llegar a una mansión
terrorífica. Lucas tenía mucho miedo, en cambio, Lucía quería entrar. Cuando
tocaron al timbre, tres brujas les abrieron. Una con el gorro azul, otra con un
ratón en el hombro y la última con un pelo larguísimo.
Les
dijeron que pasaran a la cocina. El pasillo hasta la cocina era muy largo y muy
estrecho. Entonces, a Lucía le entró miedo y corrió hasta la puerta llorando,
pero… ¡Les habían encerrado! ¡No tenían salida!
Las
brujas desaparecieron y las luces se apagaron. Escucharon un ruido muy cerca
suya. Era un murciélago que de repente… ¡Se convirtió en vampiro! Los dos
corrieron lejos de él. Vieron una ventana, la intentaron abrir, pero también
estaba cerrada. Pasaron días, meses, años…
Los
policías aún los buscan, pero ellos murieron ahí. Nadie más supo de ellos y se
dice que las brujas siguen por aquella mansión terrorífica.
6º nivel: Alba Llamas Calero, (Amanecer), “Sucesos en el colegio”, 6º B
SUCESOS
EN EL COLEGIO
En un
colegio de Cádiz capital celebraban Halloween. Algunos alumnos se vestían de Drácula,
otros de zombis, momias, Harley Quinn, diablos… Entre ellos, había unos amigos:
Laura iba vestida de Harley, Sofía de diablo, Mateo de zombi, Lucas de calabaza
y Alba, yo, de vampiro.
Cuando
entramos al colegio y fuimos al aula, no había ningún profesor. Entonces, nos
sentamos y nos pusimos a charlar sobre nuestros disfraces. De pronto, un zombi
entró por la puerta y Lucas dijo:
- ¡Bonito
disfraz, profe!
Varios se rieron, pero en
cambio el zombi rugió. Ahí si que nadie se rio, y todos salimos por la otra
puerta. Toda la clase corrió y bajamos las escaleras. A continuación,
encontramos a unos profesores merodeando por el pasillo, pero también eran monstruos.
Los esquivamos y por fin pudimos bajar a la última planta. ¡Eso sí que era una
monstruosidad! Allí estaban todos los profesores.
A continuación, en la puerta
unos bomberos echaron agua a todos para volverlos a la normalidad. Y nos
preguntaron:
- ¿Estáis
bien?
- Sí –
asentimos.
- Pero,
¿por qué los profes están tan raros? – comentó Mateo.
Nos lo explicaron mientras
nos llevaron a casa. Era por un gas que afecta a los adultos y el agua es su
curación.