GANADORES V CONCURSO DE CUENTOS DE NAVIDAD
Educación
Primaria:
1º NIVEL:
RAMÓN BARUTELL LLORET, 1º A (Monchopolo)
JAIME Y LOS REYES
Hace mucho tiempo, la noche de los Reyes
Magos, los Reyes fueron a la casa de un niño llamado Jaime a dejarles los regalos.
Un Rey Mago tropezó con la caja de uno de los juguetes de Jaime que no había
recogido y se rompió una pierna. Con ese ruido, Jaime se despertó y vio de
repente a los tres Reyes Magos. Cuando los vio se quedó con la boca abierta y
el niño ayudó a los Reyes a repartir los regalos y cuando terminaron, los Reyes
Magos le dieron una corona y le nombraron Paje Real. Y cada año le recogían los
Reyes Magos a Jaime para repartir los regalos.
2º NIVEL:
ELENA GORDILLO CALVENTE, 2º A (Estrella)
LA ESTRELLA FUGAZ
Había una niña que estaba muy
triste porque no tenía dinero. Un día vio una estrella fugaz y le pidió un
deseo, que sus papás tuvieran dinero para poder comprar comida y juguetes de
ponys. A la mañana siguiente se encontraron bajo el pequeño árbol un sobre con
dinero, mucha comida y juguetes de ponys.
3º NIVEL:
DANIELA GÓMEZ SÁNCHEZ, 3º A (La estrella fugaz)
UN REGALO DE NAVIDAD
Érase una vez, una
niña que se sentía sola porque en su nuevo colegio se burlaban de ella y le
insultaban niños y niñas. La niña siempre tenía la pregunta en la cabeza de por
qué no tenía amigos.
Cuando
hizo la carta a sus Majestades de Oriente, solo escribió una frase: “Queridos
Reyes Magos: quiero amigos”.
La
mañana de día los Reyes Magos la niña abrió su regalo. ¡Era una foto de sus
antiguos amigos del anterior colegio! En el dorso de aquella foto ponía: “Como
somos los Reyes Magos podemos hacer mágica la Navidad, pide ese deseo que tanto
quieres. La niña cerró los ojos y deseó que estuvieran allí, con ella, sus antiguos
amigos. De pronto, de aquella misteriosa foto empezaron a salir niños y niñas
envueltos en una brillante luz. Jugó con ellos todo el día. Fue fantástico y
genial.
Los
Reyes Magos le habían traído el mejor regalo que pueden hacerle a una niña: la
amistad.
4º NIVEL: DANIELA
MONTES FERNÁNDEZ, 4º C (Arcoíris)
YOAO, EL NIÑO QUE NO CONOCÍA LA NAVIDAD
Hace
muchos años, vivía en África un niño que era huérfano. Vivía en una casita muy
humilde con una familia que lo cuidaba. Yoao iba al colegio de su poblado. Era
muy pobre y ya tan pequeño sabía lo que era pasar necesidad. Tenía muchos
amigos con los que jugaba en la calle, cuando podía. Otros días, ayudaba a su
familia recogiendo cartones, los cuales vendía para ayudar en casa.
Cada
año, cuando llegaba la Navidad siempre pedía el mismo deseo, viajar a algún
lugar donde existiese la Navidad y así poderla conocer. Una noche vio una estrella que caía, cuando llegó al
lugar donde se apagó, vio con asombro a un hombre vestido de rojo y barba
blanca. Llevaba unos animalillos con grandes cuernos, había un trineo y un saco
lleno de regalos. Yoao ayudó a este hombre y a sus animalitos.
Aquel
hombre le concedió un deseo y Yoao pidió encontrar una familia en un lugar
donde existiese la Navidad. A la mañana siguiente dejó una nota y se marchó con
aquel hombre que lo llevó a la Ponia, donde siempre es Navidad. Yoao lloraba de
alegría cuando conoció aquel lugar con tanto amor y tantas luces de colores,
grandes árboles iluminados de luces. Auqel hombrecillo vestido de rojo era Papá
Noel. Le explicó quien era y lo acogió como si fuese su hijo. Desde aquel día,
cada niño del poblado recibía en Navidad bonitos regalos, incluso algún año
nevaba. También, recibieron adornos y luces para decorar aquel poblado.
Desde
entonces, todos los niños conocen y celebran la Navidad, reuniéndose con su
familia y amigos.
5º NIVEL: MARÍA
DÍAZ RUIZ,, 5º C (Duendecilla)
EL DUENDE DE LA NAVIDAD
Era
un día de Navidad en Suecia que estaba nevando. Una niña llamada Laura salió a
su calle a jugar con su perra Maky. La madre le dijo que fuera a comprar a una
tienda de Navidad. Laura le dijo a su madre:
-
¡Mamá, mamá, mira
ese duende! ¡Es superbonito!
La madre miró el precio y costaba 216 €. La madre lo
compró y se lo llevó a su casa. Ya era la hora de dormir y mañana
vendrían los renos y Papá Noel. Laura y Marisa se
acostaron, al rato, el duende llamó a Laura. Ella se asustó, lanzó un grito y
despertó a su madre. Antes de que Marisa apareciera, el duende se llevó a Laura
y la transportó al país en el que vivía Papá Noel. Laura se quedó impresionada
al ver un lugar tan bello. El duende se llamaba Valentín, el mejor duende y de
mayor confianza de Papá Noel.
Marisa,
después del grito fue a mirar lentamente si Laura estaba en su cama, con la
puerta entreabierta se asomó a mirar, pero Laura para que su madre no se
enterara de que se fue con Valentín, puso una cabeza de muñeca en la cama y
Marisa se fue tranquilamente a su cama.
Mientras
que Laura estaba con Valentín, buscaba a Papá Noel y por fin lo encontró, y le
preguntó nerviosa:
-
¡Hola! Soy Laura,
tú debes ser Papá Noel. Era para decirte si podría ayudarte. – Y dijo Papá
Noel:
-
Perfecto, es lo que
necesito. Gracias, Laura.
Se
pusieron en la fábrica de juguetes. Laura iba diciendo:
-
¡Esto lo quiero,
esto también!
Después de varias horas, por fin terminaron y había
que ordenarlo por cada trineo.
-
Uno, dos, tres…
Ahora sí que hemos terminado.
Laura
miró la hora y eran las doce. Se despidió de todos y le dijo a Valentín que le
llevara a su casa.
-
Un, dos, tres… A su
casa iré.
Marisa despertó a Laura, pero estaba supercansada.
Marisa dijo:
-
Laura, ¿cómo vas a
estar cansada? ¡Si has dormido toda la noche!
Laura
sonrió y abrió sus regalos. Debajo de un regalo había una nota de Papá Noel que
decía: “Laura, muchísimas gracias. Si no hubiera sido por ti, nadie tendría
sus regalos”.
Laura
se sintió superbien. Eran sus mejores Navidades. Desde aquellas Navidades Laura
espera que Valentín vuelva a visitarla para pedirle ayuda.
6º NIVEL: LAURA
GÓMEZ MACHÍN, 6º B (Swimmer_06)
LA VIDA
DE UN ÁRBOL NAVIDEÑO EN NAVIDAD
Hola, me llamo
Bruselash y soy un árbol de Navidad. Os voy a contar los días de Navidades en
primera línea.
Después de casi un año en la
caja metido, me sacan para montarme y adornarme. Me encanta cuando me montan
porque uno a toda la familia, ríen mucho. El día de Navidad viene toda la
familia y me dicen que estoy muy guapo y yo me pongo muy contento. Me encanta
ser un árbol navideño, porque es la época en la que los niños están muy
ilusionados. Me encanta cuando cada día me encienden las luces de colores. Me
siento la estrella de la sala.
Os confieso que el día 5 por la
noche me pongo muy nervioso, tanto que a veces los niños de mi casa han notado
cómo tiemblo, por lo que tengo que tener mucho cuidado y disimular. Si me
dejara llevar sería capaz de tirar los adornos y las luces que tengo. ¡Ahhh! No
puedo olvidar el privilegio que tengo de ver a los Reyes Magos y a sus
camellos. Os confesaré una cosa, Melchor es un poco gruñón, Gaspar es un poco
torpe, pero el más cariñoso; siempre me saluda y acaricia mis hojas. Y de
Baltasar os diré que es el más bueno, siempre quiere ayudar a sus dos compañeros.
Entonces, llega el gran momento.
Bien temprano, nada más salir el sol, se escucha a los piececitos de mis niños
y oigo a uno susurrar:
-
Vamos,
creo que ya han venido los Reyes”. - A
lo que el otro le contesta.
-
Ve
despacio y mira si los regalos están debajo de Bruselash.
Entonces, bajan corriendo y se tiran a mis
pies y como locos abren sus regalos, comprobando si es lo que han pedido.
Lo que no saben es que el mejor regalo de la
Navidad me lo han hecho ellos a mí con sus caritas de felicidad.